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Síndrome de la Enfermera: Cuando Ayudar Demasiado Destruye Relaciones
Ayudar demasiado puede dañar tus relaciones. Descubre el Síndrome de la Enfermera.

Ya sea con tus amigos, tu familia o tu pareja, tienes esa generosa tendencia a querer ayudar a las personas de tu entorno. Sin embargo, este comportamiento podría tener graves consecuencias en tus relaciones afectivas y, más directamente, en tu bienestar.
En la vida, existen los individualistas y los altruistas. Estos últimos tienden a sacrificarse por el bien de los demás, poniéndose al frente para ayudarlos con sus problemas, sin esperar necesariamente algo a cambio. Este impulso de generosidad, que para muchos puede parecer inofensivo, esconde en realidad una patología que podría perjudicarte.
A este trastorno se le conoce como el “síndrome de la enfermera”, que consiste en querer salvar a los demás, incluso cuando no te lo han pedido, en detrimento de ti mismo. Este comportamiento afecta principalmente a las mujeres y se manifiesta sobre todo en el ámbito íntimo: en pareja, entre amigos o en familia.
Consultada por el Journal des Femmes, la Dra. Béatrice Millêtre, psicóloga, explica que la persona afectada por este síndrome se sentirá atraída por personas heridas o psicológicamente frágiles: fobia social, adicciones, timidez extrema o depresión.
Lo que parece compasión se convierte rápidamente en una trampa relacional porque se instala una dinámica unidireccional entre la enfermera y la persona que espera ser salvada. Este síndrome debe distinguirse del “síndrome del salvador”, cuyo objetivo suele ser recibir reconocimiento o validación a cambio.
¿Cómo curar este síndrome?
Si te sientes identificado/a, estos son los diferentes comportamientos sintomáticos del trastorno de la enfermera: necesidad constante de “salvar” o “curar” a un ser querido en apuros, incapacidad para establecer límites en la relación, tendencia a descuidar las propias necesidades, atracción hacia parejas en gran sufrimiento y ausencia de expectativas de reconocimiento o gratitud.
A largo plazo, las consecuencias psicológicas están lejos de ser inofensivas, ya que la enfermera se expone a trastornos del sueño, ansiedad, aislamiento y trastornos alimentarios.
Para salir de esto, es fundamental que la persona se vuelva a poner en el centro de sus preocupaciones. Para ello, es necesario tomar conciencia del patrón dañino de la dinámica existente. Así, existen varias estrategias para acompañar esta toma de conciencia.
De hecho, es posible participar en una actividad de voluntariado, para redirigir tu energía altruista hacia una comunidad realmente necesitada. También puedes seguir una terapia para redefinir tus expectativas relacionales y establecerte límites.
El objetivo final de esta reconstrucción no es dejar de amar o ayudar, sino seguir haciéndolo sin olvidarse de uno mismo, priorizando las propias necesidades. Saber curarse a uno mismo antes de querer curar a los demás es, en última instancia, indispensable para preservar relaciones sanas.